Las vastas turberas y humedales a lo largo del río Biebrza quedan preservadas en el interior del parque nacional más grande de Polonia. Un mar verde de cañaverales que el viento ondula y encrespa en sinuosas olas, recorrido por kilómetros de pasarelas de madera que facilitan el acercamiento a este mundo acuático. Además de las pasarelas, las 30 torretas de observación y los miradores que salpican todo el parque son la única posibilidad de internarse visualmente en este ecosistema fluvial.
El combatiente es el ave que simboliza al parque, pero no por ello fácil de observar. Con mucha paciencia y mucho madrugar, al amanecer se pueden ver unas cuantas especies interesantes, como agachadiza real, andarríos, zarapito o pigargo, además del emblemático combatiente.
No existe mucha tradición pajarera en la zona, aunque las buenas posibilidades de observación del parque hacen que la mayoría de sus visitantes sean amantes de la ornitología.
Miles de hectáreas de humedal adecuadas para la observación de aves y sin embargo la especie más buscada por los ecoturistas es el alce. Alrededor de 500 alces campan por los bosques lindantes con el aguazal y por la noche salen de las frondas para internarse en las praderas inundadas del parque. Con el alba todavía es posible encontrarlos en pequeños grupos pastando tranquilamente.
Una peculiar manera de recorrer este parque nacional es navegando por el río Biebrza en una balsa. Se trata de balsas-cabaña movidas por pértigas con capacidad para seis personas, en las que puedes comer, dormir, tomar el sol y hacer vida durante varios días.
Link del Parc Natural. Clica'm!
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